Hoy fue un fomingo de aquellos. Largo lento, con sueño. Pateando las responsabilidades, debiera haber estudiado y todo eso pero no tengo ganas. Estoy un poco con ganas de nada. La crisis de la adultez parece que se llama. De cualquier forma, encuentro bastante chanta esto de las crisis de las edades. Todas las parecen tener una y, al final, el problema de todas esas crisis es el mismo, aunque ocurren en momentos distintos: se trata siempre de saber que quiere hacer uno con su vida.
Cuendo eres un niño, el problema todavía no aparece. La niñez es una especie de jardín del Edén, en donde el libre albedrío todavía no se manifiesta. Solo haces lo que se espera de tí: vas al colegio, juegas fúbol, haces tareas, etc. Hay uno que otro rebelde en esa edad, pero se rebelan CONTRA, sus padres o los siguen en todo. No hay un libre albedrío, sólo es un seguir las reglas o rebelarse contra ellas. Por lo mismo, la niñez no tiene responsabilidad, porque la responsabilidad viene sólo luego de las decisiones.
La adolescencia es en este jardín del Edén, el momento cuando decides tomar la manzana prohibida y empiezas a saborearla. No se ha aparecido todavía Dios con su reprimenda brutal. La adolescencia es, por lo mismo, el período más hedonista que existe. Vivimos por y para el placer mundano, y comenzamos recién a descubrir el poder que tiene llevar las riendas de nuestra vida. Por lo mismo, en este período exigimos cada vaz más libertad, cada vez menos reglas y control, me siento capaz de todo porque he probado el dulce néctar de la manzana, que es el sabor de la libertad.
La madurez es, por último el duro despertar después de ese período hedonista que es la adolescencia. Creo que el momento en el que empezamos a ser adultos es cuando nos damos cuenta de una inmensa verdad: Que no tenemos idea para qué es la vida. Nos adamos cuenta de que estamos arrastrados a un juego sin manual de instrucciones, hemos caído sin elección y hay que hacer algo, simplemente porque es imposible hacer nada, siempre estamos en algo.
Las crisis de los 25, 40, 50, o lo que sea años, son en realidad períodos de lucidez frente a esta realidad. Entremedio de responsabilidades y diversiones, nos damos cuenta a veces que no tenemos idea de que se trata todo esto. Entonces se busca el sentido con movimientos falsos, giros de timón que muchas veces no son afortunados: libros de autoayuda, religiones extrañas, viajes a la india, renuncia a buenos trabajos. A veces esos cambios funcionan, muchas veces no, y volvemos a sumergirnos en las eternas rutinas...hasta la próxima crisis
domingo, 11 de mayo de 2008
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3 comentarios:
Que tema tan bueno tocaste. Esto de las crisis vitales...
Una vez una persona me dijo algo que no olvidé, no sé si lo compartí contigo en el pasado...
La crisis comienza cuando empezamos a tomar decisiones importantes...Y luego con el tiempo entendí que si, que ya estudiamos lo que finalmente íbamos a estudiar, que ya no conocimos todo el mundo que quisimos e imaginamos conocer, que las personas significativas resutaron ser pocas y comienzan a sucederse, y no se van...
Que tuve un hijo, un trabajo que no puedo perder...
El tiempo en que daba un poco lo mismo que decidir...Por lo menos para mi quedó atrás...Y nos vamos volviendo adultos tal vez...Que proceso de cambio más violento...Pero necesario...Parece que así es la vida finalmente...
A propósito, ¡¡que vivan!! los "fomingos"...
Si las crisis son "momentos de licidez", me alegra saber que soy una de las personas más lucidas de este mundo...
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