Quizás nadie sea capaz de remontarse lo suficiente en la historia de la larga y estrecha faja de tierra, para determinar en que momento surge desde las raíces de nuestra cultura, la frase cuya defensa pretendo en esta ocasión emprender. Se trata de la característica sentencia “así es la cosa”, surgida quizás tras la borrachera experimentada por un huaso de entre Tongoy y Los Vilos, luego de beber litros de algo entre chicha y limonada.
Tras un análisis somero de la causa a afrontar, no sería extraño que la mayoría de la gente considerase que el defender una frase como ésta, es una actitud quijotesca que se encuentra destinada de antemano a un estrepitoso fracaso. Y la verdad es que nadie podría culpar a quienes así han de pensar, porque al analizar apresuradamente al acusado, surge de inmediato la sensación de que estamos frente a un monumento al derroche del aire pulmonar y la vibración de las cuerdas vocales. Pero no debemos inquietarnos, porque de los precipitados es el mundo de la ignorancia ignorada, y sólo quienes caminan lento pueden ver el paisaje a su alrededor.
Quien mirando al horizonte afirma “así es la cosa”, está diciendo de todo menos una irrelevancia. “Así” es en este caso el adjetivo, lo que se pretende caracterizar de “la cosa”. Pero este adjetivo posee la particularidad de no ser en sí mismo una característica distintiva. Es más bien un vehículo, un índice erguido que señala una entidad fuera de sí misma, entidad que a su vez posee una característica específica que pretendemos rescatar. Pero la verdad es que cuando aplicamos la sentencia en cuestión no estamos apuntando a un algo determinado, ni mucho menos a una característica específica de aquello. Por eso podríamos decir que “así”, se dirige a la generalidad de todas las cosas. No sería impropio afirmar en consecuencia, que al referirse a la generalidad de las cosas, “así” estaría remitiendo en realidad a “todo”. ¿Pero cuál es la característica especial que se pretende rescatar en “todo”? La verdad es que la única característica que se podría destacar es a su vez la única que posee: su “todismo”. Podríamos señalar en consecuencia que “así” se esta refiriendo al “todo de todo”, que en realidad puede llamarse simplemente “todo”.
Sobre la segunda palabra de la frase, vale decir “es”, no nos detendremos mayormente. Y no porque no haya nada que decir, sino justamente por lo contrario, porque tras 2500 años de desarrollo de la filosofía aún no ha logrado la humanidad ponerse de acuerdo sobre lo que el aludido verbo “ser” en verdad significa.
Finalmente llegamos a “la cosa”. Como todo el mundo sabe la palabra “cosa” es indeterminada, vale decir se puede aplicar a cualquier ente. Pero a diferencia de “todo”, lo que caracteriza a “cosa” (y el artículo “la” que se sitúa con anterioridad no hace más que confirmar este sentido), es que se refiere a un ente en particular[i]. En consecuencia no sería errado afirmar que mediante “la cosa”, se está queriendo decir “uno”, que es la particularidad por excelencia, y refiere a un ente cualquiera pero de forma individual.
Tras el análisis recientemente expuesto podemos concluir que el verdadero sentido de la frase en custión es el siguiente:
ASÍ ES LA COSA = TODO ES UNO
El concepto en el que se ha desembocado no tiene nada de banal. Acuñado por Heráclto εν παντα (gen panta o “todo es uno” en español), implica la unión de todas las cosas en el ser, asunto no menor que desde hace mucho viene siendo discutido entre las mentes más destacadas de la historia de occidente. Hemos demostrado con esto, la enorme sabiduría de taxistas, compañeros del transporte público y otros personajes cuyos comentarios hemos a veces, por ignorancia, mirado en menos.
[i] Heidegger se refiere a esto como “diferencia ontológica entre el Ser y el ente”, aunque desde Sócrates en adelante el fenómeno ya había sido largamente estudiado.
2 comentarios:
es que así no más es la cosa...
mmm... ahora hay que analizar la respuesta al chiste. ''Asi no es la cosa, te bajai!!''.... si la cosa no es asi, como es? la cosa es?.... te bajai... de donde te bajai? la sociedad? la idea? el auto?... mucho paño que cortar en dicho chiste y frase filosofica.
Un abrazo Nana Estupida, ta weno tu blog. Animo con la mierda del grado. Ruki
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