martes, 28 de octubre de 2008

¿Qué es la Ética? Parte 1

Advertencia previa: Hay una visión de la filosofía que se manifiesta cada vez que le digo a alguien lo que estudio. Dicha visión podemos resumirla en pocas afirmaciones: La filosofía no sirve para nada. La filosofía es oscura y enredada. La filosofía es para gente que anda pensando cosas alejadas de la realidad.
Para rebatir esas afirmaciones, estoy escribiendo lecciones de filosofía amenas, sencillas, pero no por eso no relevantes o profundas. Acá va la primera lección:

¿Qué es la ética?

Si hiciésemos una encuesta en el Paseo Ahumada preguntando, no una definición, pero al menos ciertos conceptos relacionados con ésta palabra, de seguro se diría moral, bien y mal, deber. Quizás algún informado podría decirnos felicidad y paremos de contar.
Lo que haremos a continuación será una pequeña navegación a través de las palabras. De un significado iremos pasando al otro y, sin quererlo llegaremos a puerto y veremos si la gente del Paseo Ahumada está o no en lo correcto. Las palabras son más mágicas de lo que pensamos, nosotros las utilizamos livianamente, sin saber lo que ellas ocultan y lo que son capaces de mostrarnos si les ponemos un poco de atención. Pero esto último, el lector lo irá descubriendo en la navegación misma, por lo que no es necesario ahondar más en el punto.
La primera palabra de nuestro viaje, nuestro Puerto de Palos es justamente ética. ¿Cuál es su origen? La palabra ética es la forma española de una antigua palabra griega: éthôs. Si yo hiciera un viaje a Grecia hoy, y le preguntara a cualquier persona lo que esto significa, me diría carácter, o algo similar. Y bien, lo que debemos saber entonces es qué es el carácter y el sentido común nos dará esa llave. Si preguntáramos nuevamente en el paseo Ahumada qué significa carácter. Creo que la respuesta más común sería forma de ser. Debemos poner atención a esta última expresión. ¿Qué significa que alguien tenga una forma de ser? Bueno, nos dice en realidad dos cosas: primero, que una persona es, segundo que es de una determinada manera. Seguramente a alguno de los lectores esto le parecerá extraño, pues resulta que la primera observación que hemos hecho, pareciera ser demasiado elemental para siquiera mencionarse. El hecho de que algo sea, es demasiado obvio y básico para ser tomado en cuenta. Por ahora simplemente daremos por correcto la primera afirmación que se ha hecho respecto a la forma de ser, pero que quede claro que esta especie de cristal transparente que es justamente el que las cosas sean, debe ser analizado en profundidad en otra ocasión, puesto que es un aspecto central de la filosofía. Vamos entonces simplemente a dejar sentado el primer punto y nos avocaremos de lleno al segundo.
¿Qué significa que alguien sea de una determinada forma? Veámoslo más claramente mediante ejemplos: ¿Qué formas de ser conocemos? Pues bien, alguna gente es alegre, otros son tristes, los hay tolerantes e intolerantes, pesados o simpáticos, sensibles o insensibles, pacientes e impacientes, etc. Lo primero de lo que nos damos cuenta, es que al parecer, las formas de ser se presentan como binomios, vale decir en parejas opuestas. Ése es un tema relevante pero no por ahora, lo que quiero que pensemos es qué hace a alguien ser pesado, o simpático o cualquier otra forma de ser. Vale decir, ¿en virtud de qué cosa podemos afirmar que alguien cae en una calificación determinada? ¿Por qué decimos que Juan es pesado? ¿Que Pedro es tímido? ¿Que Alberto es intolerante? Luego de pensarlo un poco, nos daremos cuenta de que podemos decir estas cosas en virtud de actos que esas personas realizan. Tomemos aquí a las palabras también como actos (son actos del habla), y nos damos cuanta que sólo mediante actos sabemos algo de las personas que nos rodean. No tenemos idea (salvo gente con poderes especiales si es que los hay) de lo que las personas piensan, sólo podemos percibir lo que se hace. Así, una persona tendrá una forma de ser, en virtud de ciertos actos asociados a esa forma de ser.
Ahora bien ¿acaso todos los actos que una persona realiza le otorgarán una forma de ser? O más bien, ¿debemos distinguir entre ciertos actos que lo hacen y otros que no? La respuesta debe necesariamente ser la segunda, y el asunto quedará aclarado mediante el siguiente ejemplo: Supongamos que hay una persona que es hombre de familia, que tiene una muy buena relación con esposa e hijos, que es apreciado por gran cantidad de amigos, vecinos e incluso por su suegra. Un día su auto se echa a perder, lo que lo hace llegar tarde al trabajo, al llegar su jefe lo despide, mientras vuelve a su casa un auto le salpica barro y mancha su ropa, luego un perro lo muerde y finalmente llega a su casa y le responde de muy mala manera a su señora al saludarlo. En el ejemplo que hemos graficado ¿podríamos decir que esa persona, en virtud del acto de contestar mal, es impaciente o intolerante? Todos contestaríamos negativamente. Ahora bien, la pregunta es ¿por qué? Quizás porque las circunstancias que le rodean, de alguna manera lo “justifican” para reaccionar de esa manera. Creo, sin embargo que las circunstancias no son el asunto central. Porque si hubiese alguien que fuera en extremo violento, pero estuviera constantemente en relación con la violencia por ejemplo, al interior de su familia, esto no obstaría a que le llamásemos violento de igual manera. En consecuencia lo que hace la diferencia entre los actos, para que algunos de ellos “atribuyan” formas de ser, o sean capaces de poner letreros en la espalda de las personas es el hecho de repetirse en el tiempo o no.
Los actos que repetimos constantemente en nuestras vidas, han sido llamados hábitos. Y podemos decir que existen dos tipos de hábitos: los hábitos buenos y los hábitos malos. En filosofía y en la vida cotidiana también se le conocen como vicios y virtudes. Un hábito es, como decíamos, una acción que una persona realiza de manera constante y repetitiva en el tiempo, tales actos son los que le atribuyen formas de ser, o que modelan lo que llamamos carácter. Así, si yo tengo el hábito de tratar bien a la gente, se podrá decir que mi carácter es amable, y si por el contrario yo no trato bien a la gente, el ser grosero puede ser parte de mi carácter.
El hecho de que yo tenga un carácter específico, determina mi accionar, aunque no de forma absoluta. Esto es así porque como todos sabemos, quien tiene un hábito se encuentra más inclinado a persistir en él que a abandonarlo. Así, si yo no como mariscos, lo más probable es que siga sin comer mariscos, y esto se da principalmente porque tengo una costumbre. Ahora bien, alguien podría argumentar que lo que ocurre en ese ejemplo no es que yo no coma mariscos porque no estoy acostumbrado a hacerlo, sino que derechamente los mariscos no me gustan. Tal argumento es interesante, puesto que nos pone a pensar qué es lo que hace que algo me guste o no, y esa pregunta, es medular en la ética.
Pero antes de responderla podemos cambiar el ejemplo de los mariscos, para aclarar un poco las cosas: Supongamos que yo he crecido en una familia violenta y mal constituida. Eso me va a inclinar definitivamente a ser una persona violenta y poco virtuosa. Pero ¿ocurre acaso que yo no tengo alternativa alguna? Si así fuese, los delincuentes no serían jamás culpables –como por lo demás planteaba una corriente de pensamiento a principios del siglo XX- la sociedad, por lo tanto, no podría meter presa a la gente que actúa mal porque ellos no son de forma alguna los culpables, si no sus circunstancias. Pensemos también en conductas morales: nadie se encontraría en el derecho de reprocharle a otro su conducta, ni siquiera un cura o tu abuela, puesto que no tenemos libertad de elegir lo que hacemos, sino que somos siempre arrastrados por las circunstancias.
En esa postura consiste el “determinismo”. Personalmente creo, que por las razones expresadas anteriormente y otras que no vale la pena mencionar, la postura determinista es extremista y poco adecuada, porque niega la libertad. Que es un elemento central de la ética. Sobre ese concepto y lo que podamos decir de él, seguiremos hablando en la siguiente lección

4 comentarios:

Felipe Cáceres dijo...

Esta todo claro nanita, como el agua. Bonita dosis de paja mental que te mandas y que le sirve a tus lectores ahorrarse unos cuantos minutos, horas, dias o años de lata. Ahora puedo ver robotech trnaquilo.

Todo bien lo que lei, salvo lo del determinismo, ya que según lo que puedo deducir. Cuando uno abre la bocota para decir algo (cualquier cosa circunstancial de algun episodio)estoy dando rienda suelta a mi libertad, de decir lo que se me antoje ante el oido que tenga al frente.

Se entiende que no se debe realizar este acto deliberadamente, porque se reduce mi nivel de etica. Pero tambien se entiende que hay momentos en un dia en que esto se puede hacer tan simple y sin molestar a nadie. Claro..todo esto dependiendo del que me escuche.

Bueno ya que son lecciones...por acá va mi duda. Lo grafico con el ejemplo, de que no es lo mismo decir lo que quiero en la portada de un diario, en la ducha, en un blog, cagando en la casa de verano o frente a mi sobrina de 7 años mientras sopla las velas en dia de su cumpleaños. Entonces nanita ¿cual es el filtro para que el determinismo cobre valor y no se malinterprete? Equilibrio? Muchas grandes frases de la historia se ha originado por tipos bocas sueltas.

eso nanita
Ahora

Anónimo dijo...

Entiendo que el determinismo en extremo es el que le quita valor al concepto de libertad humana al negar su existencia, asi como al conocimiento humano por estar limitado por la realidad determinada, y a todo ejercicio humano, le quita valor y sabor a la vida misma en ultimo termino.
Pero asi y todo, persiste en mi la conviccion de que los determinismos son reales y negar su existencia es imposible, los contextos sociales o culturales en que nace un bebe SON y seran siempre determinantes en su vida, el clima es determinante el las culturas,la musica, la religion, el idioma, etc etc hasta el infinito... estamos limitados y determinados desde nuestros propios genes. o me equivoco nanita?

Anónimo dijo...

y sigue... La libertad es total, aunque no absoluta, no hay pruebas de que exista. pero partimos de la base de que nacemos y morimos libres y juzgamos eticamente en base a esa presunsion, o convencion social para poder sobrevivir y no matarnos unos a otros, en eso la libertad se parece mucho al concepto de Dios. o me equivoco nanita?
sorry lo poco riguroso, pero estas filosofadas me gustan mas con piscolas y con tiempo.
Saludos.

Rookimente Filosofo.

Diego Castro dijo...

Primero le respondo a Arón y después a Ruki.
Arón, como que no cacho mucho por donde va tu pregunta. Lo que yo dije es que podemos plantear que existe la libertad o el determinismo. Si decimos que el determinismo, entonces entre mis genes, circunstancias, la educación de mis padres, el clima, mis amigos, mis enemigos, las noticias, etc. Se ocupan de llevar todas mis desiciones. Cuando yo elijo helado de chocolate y no de frutilla, no es que haya "elegido" simplemente lo que se me paró el hoyo, sino que chocolate era lo único que en ese momento determinado pude haber elegido, porque todas las circunstancias me arrastraban a ello.
Quienes dicen que existe la libertad, dicen que una persona efectivamente, y a pesar de que las circunstancias lo influyan para un lado u otro, puede hacer algo sencillamente porque "se le paro el hoyo" hacerlo.
La discusión no es entonces, cual es el filtro para el determinismo, sino, ¿existe algún acto libre? ¿o todo viene arreglado de antes?

Con respecto a las dudas de Ruki, me parece que vai por buen camino, y sobretodo con esa comparación de Dios y la libertad. Esa posición es justamente la que va a tener Kant en la "critica de la razón práctica". Lo que dice Kant es lo siguiente: yo no tengo idea de si Dios existe o no, no puedo comprobar si existe o si no existe porque mi intelecto solo trabaja con lo que conoce mi experiencia. Lo mismo con la libertad, no hay ninguna posibilidad de saber con certeza si soy libre o no lo soy. Eso desde un punto de vista teórico.
En ese sentido, es correcto lo que tú dices: "los determinismos son reales y negar su existencia es imposible". Sin embargo, negar la existencia de la libertad también es imposible, porque sencillamente es mucha carne para tan poco gato.

Ahora, lo segundo que dices es justamente lo que afirma Kant. El ejercicio es el siguiente, a pesar de que no se si Dios existe, necesariamente debo hacer "como si" existiera, para que la vida tome algo de sentido, porque como dice Dostoievski: "Si Dios no existe todo está permitido". Lo mismo con la libertad, si no hacemos "como qué" existe, entonces nadie puede ser culpable de nada ni juzgado por nada, tus papás no te puedan retar y los presos no pueden ir a la cárcel, es, a fin de cuentas imposible vivir de esa manera.

Ahora, yo personalmente discrepo de Kant porque no creo que la actitud sea un "como si" sino derechamente un "es". No es una cosa de conveniencia, es una cosa de fe, pero eso daría para largo explicarlo y para la otra va. Se viene en la segunda parte del artículo dedicado a la libertad.